Sunday 3 July 2016

Carta del Dr. EDUARDO RIVERO a Héctor Rodríguez Castro Ministro del PP para el Deporte (8/11/2011)

Caracas, 8 de Noviembre de 2011

Sr. Héctor Rodríguez Castro
Ministro del PP para el Deporte
Su Despacho.-

Sr. Ministro:
En el día de ayer vi por televisión las declaraciones que Ud. dio en referencia a la medicina nacional. A pesar de las gigantescas diferencias ideológicas que nos separan, siempre lo he visto como uno de los pocos ministros del enorme gabinete ejecutivo que da la impresión de estar dedicado a sus obligaciones como Ministro del Deporte.
Enorme sorpresa me causaron sus poco felices declaraciones sobre un tema que Ud. desconoce. Afirmar que la atención médica de calidad para el pueblo comenzó con este gobierno está muy lejos de la realidad. Comprendo que Ud. es una persona joven, que sus declaraciones son producto del desconocimiento y que Ud. cometió el grave error de repetir cosas que personas ignorantes o cegadas por una ideología trasnochada le puedan haber transmitido.
Me voy a limitar a trasladarme al año 40, cuando ya hombres como Izquierdo, Gabaldón, Baldo, Oropeza, Hernández Zozaya, Gustavo Machado , Aguerrevere, Vegas, Torrealba, Córdoba, Pérez Carreño, González Celis, Domínguez Cisco, Morales Rojas, Morales Rocha, Beaujon, Nouel, De las Casas, Izaguirre, Paredes, Navarro, Lairet, los Rivero, Victorino Márquez, Coronil, Baquero, Pifano, O’Daly, Valencia, Granier, Lucca, Molinos, Mendoza, César Rodríguez, Nunez Campos, entre muchos otros, ya habían sembrado las semillas que darían lugar a la grandeza médica venezolana de la segunda mitad del siglo XX. Faltarían páginas para escribir la lista de grandes médicos que desde 1950 llenaron nuestros grandes hospitales públicos y que también trabajaban en las modernas instituciones médicas privadas que se construyeron.
Después de nuestro gran Hospital Vargas, cuna de nuestra medicina, vinieron innumerables hospitales públicos: el José Ignacio Baldo, la Maternidad Concepción Palacios, el Hospital Universitario de Caracas, el Miguel Pérez Carreño, el J.M. de los Ríos, el Oncológico Luis Razetti, el nuevo Hospital Militar, el José Gregorio Hernández de los Magallanes, el Domingo Luciani, el Hospital de Lídice, el Rísquez entre otros y un sin número de Instituciones privadas, muy bien dotadas y donde ejercían los mismos médicos que trabajaban en el sector público y universitario.

Me he limitado a Caracas y solo daré el ejemplo del Hospital Universitario donde tuve el privilegio de trabajar al lado de hombres de la talla de Márquez Reverón, Jaén, Sucre Vegas, Benshimol, los hermanos Grossman, Ortega, Castillo, los hermanos Krivoy, Rodríguez Azpúrua, García Galindo, Serafín Sánchez, Godayol, Sucre Aleman, Vásquez, Quintero Uzcátegui, Raga, Morales Urbano, Cordero Moreno, Benaim Pinto, Gustavo H. Machado,Borges, Rangel, Montes de Oca, Layrisse, Arends, Augusto León, Antonio Sanabria, Lamberti, Guinand Baldo, Beker, Salomón, R.T.Hernandez, Rivas, Nessi, Hernández Luna, Delgado, Grases, Velutini, Acquatella, Pizzolante, Coronil, Pisani, Kauffman, y muchísimos mas que hoy escapan a la memoria.
Sr. Ministro, estos médicos, asi como los medicos del Vargas, y de los hospitales que he recordado hicieron historia, le dieron excelente atención a pobres y a ricos, en hospitales y clínicas. El paciente que acudía a una clínica privada y no tenía los medios para operarse en dicho centro, el médico se lo llevaba para el hospital público y ahí lo operaba sin costo alguno pues el estado cubría el 100 % .
¿Que había deficiencias? Claro que las había, pero con un pequeño esfuerzo se cubrian y al fin el paciente era tratado y regresaba a su hogar.
¿Que había corrupción y tráfico de influencias? Claro que lo había.
Sr. Ministro, hoy hay muy pocas opciones. El Vargas medio cerrado, el Oncológico hoy cerrado. El J.M. de Los Ríos, el hospital de los niños de Venezuela, en el piso, la Maternidad Concepcion Palacios. El sistema Barrio Adentro, que sustituyó a la red ambulatoria existente desde hace décadas, casi abandonado. En el peor de los momentos antes de 1999 no hubo las deficiencias que hay hoy en todos nuestros hospitales. ¿Cuántas operaciones de corazón se realizaron en el Hospital Universitario y hoy no hay presupuesto para operar los pacientes que lo necesitan? Para complicar más la situación hay una grave fuga de cerebros y no es solo porque se vayan en busca de dinero Sr. Ministro, es la frustración que le produce a un médico no poderle dar a su paciente los cuidados necesarios.
Para completar el triste y vergonzoso panorama que hay en este obscenamente rico país está el engendro titulado “Medicina Integral Comunitaria”. 8300 jóvenes venezolanos que han sido víctimas del más vil engaño de nuestra historia: ¡hacerles creer a ellos, a sus familias y al pueblo que son médicos! ¿Quién es el responsable? ¿Cómo les van a dar la cara cuando ellos se den cuenta que no tienen la preparación necesaria? ¡Le aseguro se van a dar cuenta! Para terminar la gran tragedia, ¿a quién vamos a responsabilizar por las victimas que sin duda tendremos, a ellos o a quien les dio el garrote?

Atentamente,


Eduardo Rivero
Medico Cirujano
UCV '67

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