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Oración de un Padre . Manuel Bernal
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CARTA DE UN LIBRE PENSADOR A SU HIJO
Por: Gonzalo Morales
Hijo:
Yo no quiero dejarte prisionero de una organización que primero te
inyecta el veneno del complejo de culpa, para decirte después que el único
antitodo lo tienen ellos.
No quiero que te inculquen una moral tan artera que considera más
peligrosa una teta que una pistola o que un artilugio capaz de arrasar una
ciudad entera.
Yo no quiero que te enseñen a dividir la humanidad en buenos y malos, en
fieles e infieles, en los "nuestros" y el resto.
No quiero que tiñan de pecado original tu alma inmaculada, ni que vendan
tu niñez a algún depravado de su organización, ocultado y puesto a salvo por su
Jerarquía.
Yo no quiero que maten tu rebeldía con el puñal de la resignación, ni
que amenacen tu bendita osadía con un infierno hecho a su medida.
No quiero que cambien por tristeza tus toneladas de alegría, ni que
distraigan tu mirada con el más allá del más aquí, ni que las promesas de vida
eterna te hagan olvidar el compromiso frente a la eterna mala vida de los de
siempre; ni que injusto sea normal y hermanos no seamos todos, ni que de tanto
mirar al cielo se te olvide el suelo.
Yo no quiero que unos hombres que viven solos, para quienes la justicia
social es envidia, el impulso natural es lascivia y la libertad es pecado,
pretendan dirigir tu comportamiento en la cama y te digan lo que es la familia.
No quiero verte expiar tus
culpas, perdido en sus turbas, sin razón ni corazón; No te quiero ver tan
pendiente de los santos, que no veas que todos los demás somos tantos.
No quiero que te cambien un beso por un paraíso, ni un abrazo por un
latigazo, ni que te sustituyan la solidaridad por la caridad.
Yo no quiero para ti ni su cielo ni su infierno eternos, no quiero su
bálsamo del no-pensar, el bálsamo del perdón por nada, la cadena del complejo
de culpa o el látigo del castigo divino.
No quiero que compres almas por un plato de lentejas, ni que vistas a
los desnudos a cambio de reemplazar al Dios al que rezan.
Para ti, hijo mío, quiero:
- Paz de verdad, paz de humano, paz de hermano;
- Amor de verdad, amor de humano, amor de
hermano;
- Esperanza de verdad, esperanza de humano, esperanza de hermano;
Para ti quiero todas las manos, toda la paz, todas las esperanzas y todo
el amor, porque para ti deseo que todos los seres humanos sean tus hermanos,
sin distinción de raza, sexo o credo.
Para ti quiero la plenitud de ser humano, hermano, entero y, sobre todo,
sin miedos.
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